Emergió su vocación y uno de sus gérmenes 🦠 fue el asesinato☠ de su padre cuando el futuro escritor👨🏫 contaba con seis años de edad. La crisis de la pérdida se acentuó cuatro años con la muerte ☠de la madre👩👦. El niño sumergió y elaboró el duelo entre los libros 📚de la casa materna de San Gabriel donde estaba la biblioteca🏤 de su abuelo y la del curato que se alojó ahí cuando las iglesias 💒se cerraron durante la Cristiada. Rulfo nunca consideró la escritura como un trabajo profesional y no le interesó lucrar con el oficio de escritor.👨🏫 Además de los cientos de textos introductorios y cuartas de forros que como editor escribió en las publicaciones del Instituto Indigenista, se conocen unos sesenta textos entre prólogos,📜 presentaciones,📖 ponencias🗣, monografías;✒✍ existen unos cuatrocientos más sobre arquitectura, casi todos inéditos. También fue un creador excepcional de imágenes.📸 Dejó un archivo de unos seis mil negativos. El ejercicio de la escritura y la fotografía fueron para Rulfo una afición: “Para mí el único oficio es el de vivir.” 😉
Conciliar el trabajo creador con la sobrevivencia cotidiana fue unos de los mayores retos en la vida de Rulfo quien provenía de familias adineradas. 🤑uno de los motivos que lo llevaron al seminario fue la ilusión de viajar 🧳a estudiar a Europa donde resplandecían los sueños 💭y proyectos de todo aspirante a escritor.✍Durante el verano de 1935 el joven Juan llega a la ciudad de México 🇲🇽y por instancias de su tío, el coronel David Pérez Rulfo, ingresa al Colegio Militar; semanas después admite que no tenía dotes para la milicia. Se decide en definitiva por la literatura✒📜. No le revalidan los estudios y asiste como oyente a San Ildefonso –a la carrera de derecho– y a Mascarones a la Facultad de Filosofía y Letras. Antes, por recomendación del subsecretario de Guerra y Marina, general Manuel Ávila Camacho, ingresa en 1936 a la Secretaría de Gobernación –al departamento de Migración. Había avanzado en “El hijo del desaliento”, novela que su autor rompió por considerarla “retórica” y “rimbombante”. Rescató un fragmento –“Un pedazo de noche”–🌙 que publicó en América su único guía literario y compañero en Gobernación, Efrén Hernández.Rulfo regresará a la ciudad de México. La idea de una novela ya le “estaba dando vueltas en la cabeza”. Los lazos entre intuición y fantasía fructificarían diez años más tarde.
Con ironía llegó a escribir: “a todos los que les gusta leer mucho, de tanto estar sentados les da flojera hacer cualquier otra cosa”. Estaba dotado de una sensibilidad que se enriqueció en su contacto con las artes,👩🎨 en particular, la música🎶🎻 clásica y la pintura👩🎨. Y aunque era más adaptable que cuanto podría suponerse, denotaba cierta impericia frente a resoluciones cotidianas y asuntos prácticos.Aire de las colinas, 2000): se manifiesta un artista cuya idealización del amor ❤convive con un pesimismo –proclive a la melancolización–😔 y una autocrítica que alcanza la parodia.
A fines de 1953 renuncia a la Goodrich y la beca que recibe del Centro Mexicanos de Escritores✍ (1952-1954) es un alivio que le permite sobre todo dedicarse a escribir. Reúne y decanta los cuentos📚 ya publicados; añade ocho más y conforma El llano en llamas.🏜🔥
Se le diagnostica enfisema pulmonar; cuatro meses después, mientras duerme en su casa al sur de la ciudad de México, muere☠ como un hombre común. Tras las exequias oficiales, los medios de comunicación 🗣reproducen con exaltación la conmoción de la cultura mexicana y sus representantes a través de pésames y encomios en torno al escritor que arrastró la pesadumbre de su silencio con laconismo imperturbable.
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